Las vitaminas, mejor en la comida que en una pastilla

Una alimentación saludable y variada como la que promueve nuestra dieta mediterránea, es más que suficiente para cubrir nuestros requerimientos de vitaminas y antioxidantes. Las personas sanas no deben tomar estos nutrientes en forma de complementos, a no ser que se encuentren en circunstancias especiales (embarazo, lactancia etc.)

Con un consumo elevado de frutas y verduras, cereales y legumbres, moderado en carnes, pescados, huevos… y el uso de aceite de oliva como grasa principal de la dieta, obtenemos todas las vitaminas y antioxidantes que necesitamos. La idea de que podemos compensar una mala alimentación con suplementos y de que cuantos más tomemos mejor, no solo es falsa sino que además, esto puede ser perjudicial para nuestra salud.

Se sabe que hay ciertas vitaminas y antioxidantes presentes de forma natural en algunos alimentos que tienen efectos preventivos sobre algunas enfermedades como la cardiovascular o algunos tipos de cáncer. Partiendo de esta premisa, en los últimos años, se ha venido estudiando el posible efecto beneficioso de estos compuestos, cuando son extraídos del alimento y concentrados en forma de suplemento, sin embargo los resultados han sido cuanto menos, decepcionantes.

Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Annals of Internal Medicine a finales de 2013, concluye que no hay pruebas suficientes para recomendar el uso de las vitaminas A, C y E, multivitamínicos con ácido fólico, o combinaciones de antioxidantes para la prevención de las enfermedades cardiovasculares o el cáncer. Incluso, en el caso de la suplementación con betacaroteno (vitamina A), no solo se demuestra que no aporta ningún beneficio en la prevención del cáncer sino  que además puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de pulmón en individuos susceptibles.

Por lo tanto, los suplementos con vitaminas y antioxidantes no se recomiendan en ningún caso para prevenir la enfermedad cardiovascular ni el cáncer. La recomendación por parte de los expertos, basándose en la evidencia científica es obtener estos beneficiosos componentes a través de una dieta saludable y variada.

El gazpacho, una insignia de nuestra dieta mediterránea, multivitamínico y cargado de antioxidantes

El gazpacho es una de las estrellas de nuestra dieta mediterránea, y uno de los platos más cardiosaludables que hay. A continuación veremos el por qué.

  • Los ácidos grasos monoinsaturados que aporta el aceite de oliva ayudan a reducir el colesterol-LDL (colesterol malo) y a aumentar el colesterol-HDL (colesterol bueno).
  • Los polifenoles presentes en las hortalizas que componen el gazpacho y en el aceite de oliva virgen tienen acción antioxidante y contribuyen a impedir la formación del Colesterol-LDL Oxidado, uno de los principales responsables de la formación de la placa de ateroma.
  • El tomate va a aportar licopeno, responsable del color rojo del gazpacho. Este pigmento vegetal tiene además poder antioxidante, y está relacionado con la prevención de algunos tipos de cáncer.
  • El ajo contiene aliina un compuesto sulfuroso al que se le atribuyen efectos vasodilatadores, que contribuyen a reducir la presión arterial.
  • La vitamina C procedente en su mayoría del pimiento es también un potente antioxidante relacionado con la mejora del sistema inmune, aunque su papel principal en la prevención del riesgo cardiovascular es su intervención en la síntesis de colágeno, una molécula imprescindible para mantener la elasticidad de la pared arterial.

Receta de Gazpacho andaluz

Ingredientes para 4 personas:
4 tomates maduros, 1 pimiento verde, ½ pimiento rojo, ½ pepino, ½ diente de ajo, un trozo de pan duro, aceite de oliva virgen y vinagre.
Preparación:
Meter los tomates, el pimiento verde, el pimiento rojo, el pepino, el ajo y el pan (una vez remojado en agua) en un recipiente y triturar con la batidora hasta obtener una mezcla homogénea. Salpimentar y aliñar con aceite de oliva y vinagre balsámico al gusto. Enfriar en el frigorífico durante 30 minutos.
*Este plato admite multitud de variantes. Por ejemplo, podemos añadirle trocitos de fruta, como manzana, melón o sandía.