Vacunación de la Covid-19. Una esperanza para la prevención

La epidemia de Covid-19 sigue produciendo estragos, especialmente en países que no han podido o no han estado dispuestos a introducir medidas de salud pública eficaces. La pandemia ya ha infectado a más de 85 millones de personas en todo el mundo, con cerca de 2 millones de muertes en el inicio del 2021. España supera los dos millones de casos con cerca de 52.000 personas fallecidas desde el inicio de la pandemia. El retorno a la normalidad va a depender cada vez más del éxito de las vacunas para controlar la enfermedad y limitar la propagación de la infección.

La aparición en diciembre de 2019 de un nuevo coronavirus, conocido como Covid-19, ha tenido consecuencias devastadoras a nivel mundial. Medidas de control como el uso de mascarillas, distanciamiento físico, pruebas de detección a las personas expuestas o sintomáticas, rastreo de contactos y el aislamiento han ayudado a limitar la transmisión donde se han aplicado rigurosamente. Sin embargo, estas acciones se han implementado de manera variable y han demostrado que son insuficientes para impedir la propagación del virus. Se necesitan vacunas para reducir la morbilidad y mortalidad asociadas con la Covid-19.

Una vacuna segura y eficaz representa el arma más poderosa contra el virus, tanto a nivel individual como poblacional, pero no será la única. El uso de las mascarillas, el lavado de manos y el distanciamiento social tendrán que continuar durante algún tiempo.

Hoy tenemos parte de la respuesta al uso de las vacunas, y esta es muy alentadora. Las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna, basadas en un ARN modificado que codifica una versión de la proteína en espícula del virus, pueden inducir respuestas de anticuerpos neutralizantes. El ARN modificado transporta información, pero no se puede replicar, por tanto no es una entidad infecciosa. Los primeros ensayos clínicos mostraron que podría inducir inmunidad humoral y celular, aunque no se sabía si esta respuesta protegería frente a la infección sintomática. Ahora sí lo sabemos.

Recientemente se han publicado los resultados de la fase 3 de los ensayos controlados de dos nuevas vacunas frente al ARN modificado. Una de Pfizer/BioNTech, en la que 21.720 participantes recibieron la vacuna y 21.728 recibieron placebo. Ambos grupos recibieron dos inyecciones separadas por 21 días. Las personas con obesidad u otras condiciones coexistentes estaban bien representadas, y más del 40% de los participantes tenían más de 55 años de edad. Los resultados fueron impresionantes. En el análisis primario, sólo se observaron 8 casos de Covid-19 en el grupo de la vacuna, en comparación con 162 en el grupo placebo (no recibió la vacuna) siendo la eficacia del 95%. Esta eficacia fue similar en personas de bajo riesgo y elevado riesgo, incluyendo algunas que se han visto muy afectadas por enfermedades crónicas. Los efectos adversos fueron pequeños, como alguna reacción local en el sitio de la inyección. Otras reacciones sistémicas como fiebre y fatiga fueron poco frecuentes. Este patrón parece ser similar al de otras vacunas virales y, al menos con este número de participantes y este período de seguimiento, no suscitan preocupación específica.

En la otra vacuna de Moderna 30.420 participantes voluntarios recibieron la vacuna o un placebo (15.210 participantes en cada grupo). A todos se les administro dos inyecciones separadas por 28 días. La eficacia general fue del 94% y al igual que con la vacuna de Pfizer no se observaron efectos adversos graves.

Los resultados de estos ensayos son impresionantes y representan un triunfo. La mayoría de las vacunas han tardado décadas en desarrollarse, pero es probable que estas desde el momento de su diseño hasta su implementación a gran escala se realicen en el plazo de un año. Y todo este proceso se erige como un modelo para otras vacunas Covid-19 actualmente en desarrollo, y que estarán disponibles próximamente.

Quedan preguntas importantes, por supuesto. ¿Surgirán problemas de seguridad inesperados cuando el número crezca a millones y posiblemente miles de millones de personas? ¿Surgirán efectos secundarios con un seguimiento más largo? La implementación de una vacuna que requiere dos dosis es un desafío. ¿Qué sucede con las numerosas personas que olvidan su segunda dosis? ¿Durante cuánto tiempo la vacuna sigue siendo eficaz? ¿La vacuna previene la enfermedad asintomática y limita la transmisión? ¿Y qué ocurre con los grupos de personas que no estaban representados en este ensayo, como niños, mujeres embarazadas y pacientes inmunodeprimidos?

Sin embargo, el notable nivel de seguridad y de eficacia que las mencionadas vacunas han demostrado hasta ahora, supone que este es un problema que debemos acoger con satisfacción. Lo que sí parece ser un éxito para la vacunación es la promesa de que podría salvar millones de vidas y además, nos proporciona un camino para salir de lo que hasta ahora, ha sido un desastre global. Y no debemos olvidar que la esperanza de poner fin a la pandemia global Covid-19 es el desarrollo de una inmunidad adecuada de grupo a nivel de la población para así, poder detener los ciclos continuos de infección y enfermedad. Aunque no existen datos para definir el umbral exacto necesario para lograr la inmunidad de grupo contra la Covid-19, se calcula que más del 60% de la población puede necesitar inmunidad para que la tasa de replicación viral caiga por debajo de 1, que es un nivel modesto de control de la enfermedad. Tal inmunidad podría lograrse a través de la recuperación de un gran número de personas que hayan presentado la infección, o preferiblemente a través de la utilización de vacunas seguras y eficaces.

Fuente: Adaptado del N Engl J Med 383;December 31, 2020. DOI: 10.1056/NEJMe2034717. DOI: 10.1056/NEJMra2035343.DOI: 10.1056/NEJMoa2035389

 

Nota: Las personas con Hipercolesterolemia Familiar y otros trastornos del metabolismo de los lípidos se pueden vacunar y además deben seguir tomando su medicación para reducir el colesterol. Como previamente hemos mencionado las personas que toman estatinas para reducir el colesterol pueden tener menos complicaciones en caso de presentar la infección por Covid-19 debido, entre otros, a sus efectos antiinflamatorios.