Efectos de las estatinas en los síntomas musculares

Una amplia revisión con más de 23 estudios con estatinas ha concluido que la mayoría (>90%) de los síntomas musculares leves referidos no son atribuibles a la toma de estatinas. En los ensayos de estatina versus placebo, el 27 % de personas en el grupo de estatina y el 26 % en el grupo placebo refirieron dolor o debilidad muscular en el primer año. También se mostró que después del primer año, no hay un exceso de riesgo de dolor muscular o debilidad con las estatinas.

Ha surgido mucha información errónea sobre los efectos secundarios de las estatinas a partir de estudios no aleatorios. Los investigadores de esta amplia revisión de 23 estudios con más de 150.000 pacientes intentaron proporcionar información fiable sobre los efectos de las estatinas en los eventos adversos musculares a partir de ensayos aleatorios doble ciego.

Desglosado en años después de comenzar el tratamiento, hubo un aumento relativo en los informes de dolor o debilidad muscular en los que recibieron una estatina en comparación con el placebo. Durante el primer año de tratamiento, aproximadamente 1 de cada 15 casos que referían dolor o debilidad muscular se atribuyeron a la terapia con estatinas. En términos absolutos, esto se traduce en 11 de cada 1000 pacientes por año con un exceso de dolor muscular o debilidad con estatinas frente a placebo.

En conclusión, el tratamiento con estatinas causó un pequeño exceso de dolor muscular en su mayoría leve. La mayoría (>90 %) de todos los informes de síntomas musculares por parte de los participantes asignados a la terapia con estatinas no se debieron a estas. Los pequeños riesgos de presentar síntomas musculares son mucho menores que los beneficios cardiovasculares conocidos. Por lo tanto, existe la necesidad de revisar el manejo clínico de los síntomas musculares en pacientes que toman una estatina, ya que los síntomas musculares pueden atribuirse a un efecto nocebo, situación en la que un paciente, consciente o no,  presenta los posibles efectos secundarios de un medicamento o tratamiento.

El profesor Baigent de la Universidad de Oxford y coordinador del estudio señaló que 14 de cada 15 casos notificados de síntomas musculares no son atribuibles a las estatinas. “Se debe mejorar el manejo del dolor muscular en pacientes que toman una estatina. Además, es necesario revisar y mejorar la información sobre los síntomas musculares proporcionada en los prospectos y la información sobre medicamentos” concluyo el profesor Baigent.

En un editorial que acompaña a la publicación del estudio titulada “Intolerancia a las estatinas: es hora de dejar que interfiera en el tratamiento de los pacientes” se señala que las estatinas, más que cualquier otro medicamento en el siglo XXI, han cambiado la capacidad de prevenir eventos cardiovasculares, además de  prolongar la vida de los pacientes. Sin embargo, la realidad es más complicada. La falta de adherencia al tratamiento con estatinas puede llegar al 60 % después de 24 meses de tratamiento y se asocia con un aumento del 70 % en el riesgo de presentar eventos cardiovasculares. La mortalidad por todas las causas se reduce en un 46% en los pacientes que tienen una buena adherencia al tratamiento. El tema de los efectos secundarios asociados con las estatinas se ha discutido durante 20 años y, a pesar de los datos abrumadoramente tranquilizadores de los ensayos controlados aleatorios, los estudios de cohortes y los registros, los efectos secundarios siguen siendo la principal causa de la falta de adherencia a las estatinas. En 2022, el problema no radica en la ausencia de datos, criterios diagnósticos, terapias efectivas o recomendaciones de tratamiento, sino en una educación insuficiente tanto de médicos como de pacientes. Los médicos, las sociedades científicas y los gobiernos han permitido el desarrollo de un movimiento de noticias falsas contra las estatinas que ha resultado 10 veces más frecuente que los informes seguros sobre el papel nocivo del colesterol-LDL y el beneficio de la terapia con estatinas y otros fármacos hipolipemiantes.

Por lo tanto, existe una necesidad urgente de colaboración entre todas las partes interesadas para dirigir campañas educativas eficaces para los pacientes y el público en general, así como para educar a los médicos. Sin esta actuación, la situación actual no mejorará, y solo una tercera parte de los pacientes alcanzarán su objetivo de control de colesterol-LDL. Sin esta formación y educación, las alteraciones de los lípidos continuaran siendo el factor de riesgo de enfermedad cardiovascular más frecuente y peor controlada.

Fuente: The Lancet 2022