COVID-19 en España: Una tormenta predecible
España es uno de los países más golpeados por la pandemia del coronavirus y ya registra en Octubre más de 1.300.000 personas contagiadas, entre ellas más de 65.000 trabajadores sanitarios, y más de 37.000 víctimas mortales desde el inicio de la pandemia. Además, se posiciona como el séptimo país con más contagios de todo el mundo y el segundo de la Unión Europea. Frente a estos datos, la prestigiosa revista médica The Lancet ha criticado duramente la gestión del coronavirus en España. El escrito carga contra la debilidad del sistema de salud español y las carencias del Centro de Control de Alertas y Emergencias Sanitarias.
España fue uno de los países más afectados durante la primera ola de COVID-19 (marzo a junio) y ahora ha sido golpeada de nuevo por una segunda ola de infecciones por COVID-19. Si bien las razones detrás de este mal resultado aún deben ser explicadas, la crisis por la COVID-19 de España ha magnificado debilidades en algunas partes del sistema de salud y ha revelado complejidades en la política del país. La COVID-19 ha servido para analizar la resiliencia del sistema de salud y su preparación para la pandemia.
El escrito critica al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias que a pesar de haberse creado en el año 2004, ha sido durante la pandemia cuando han salido a la luz sus carencias: “Los débiles sistemas de vigilancia, la baja capacidad de realizar pruebas de PCR y la escasez de equipos de protección personal y de cuidados críticos, así como una reacción tardía del gobierno central y de las autoridades regionales y su lentitud en la toma de decisiones. También se señalan los altos niveles de movilidad y migración de la población, la escasa coordinación entre las autoridades centrales y regionales y la escasa dependencia del asesoramiento científico; otros hechos son el envejecimiento de la población, los grupos vulnerables que experimentan desigualdades sociales y de salud y la falta de preparación en las residencias de ancianos”, recuerda una carta de 20 científicos españoles remitida a la revista en el mes de agosto.
Un sistema sanitario debilitado
“Los pilares del sistema de salud español (gobernanza, financiación, instalaciones y personal laboral) ya eran frágiles cuando fueron sobrecargados por la COVID-19 en marzo. Una década de austeridad que siguió a la crisis financiera de 2008 había reducido el personal sanitario y la salud pública, así como las capacidades del sistema sanitario. Los servicios de salud carecen de personal y recursos. Con 5,9 enfermeras por 1000 habitantes, España tiene una de las proporciones más bajas de la Unión Europea (donde la media es 9,3 por 1000) y con demasiada frecuencia depende de contratos temporales que pueden durar unos pocos días o semanas”, recoge el editorial.
Confinamientos en España
La revista critica los confinamientos de España ante los nuevos datos de contagios y la rapidez con la que se des-confinaron algunas regiones: los casos de COVID-19 están aumentando de manera alarmante y las autoridades nuevamente están buscando cierres para contener la propagación del virus. Cuando se levantó el cierre nacional en junio, algunas autoridades regionales probablemente reabrieron con demasiada rapidez y fueron demasiado lentas en la implementación de un sistema de rastreo y seguimiento eficiente.
El escrito también recoge unas palabras de Rafael Bengoa, del Instituto de Salud y Estrategia de Bilbao y exconsejero de Salud del País Vasco: “En algunas regiones, la infraestructura de control epidemiológico local fue insuficiente para controlar futuros brotes y limitar la transmisión comunitaria. La polarización política y la gobernanza descentralizada de España también podrían haber obstaculizado la rapidez y la eficiencia de la respuesta de salud pública. Mientras que la primera ola pudo haber sido impredecible, la segunda ola en algunas partes de España fue bastante predecible”, añade.
La lucha contra la pandemia ha avanzado en España durante los últimos meses mucho más despacio que los contagios, que han tomado una velocidad de vértigo hasta alcanzar cifras diarias alarmantes, especialmente a partir de mediados de Octubre. Políticas equivocadas y partidismos han ralentizado un combate que la sociedad española está perdiendo, según el inquietante juicio de los datos. Es hora de que todos los líderes políticos, los gobiernos centrales y autonómicos y los gestores asuman la responsabilidad de adoptar decisiones para revertir esta emergencia sanitaria dramática. Y dentro de las prioridades, es imperativo reforzar con eficacia el sistema sanitario público de manera que pueda atender los picos que vendrán de pacientes afectados por coronavirus sin desatender otras enfermedades. Pero para ello es imprescindible reforzar las plantillas con nuevas contrataciones. Porque no se puede proteger la economía sin detener la pandemia y proteger la salud.
Fuente: Adaptado de The Lancet, 16 Octubre 2020
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