Patrones dietéticos para promover un envejecimiento saludable

Una mayor adherencia a los patrones dietéticos saludables basados en las fuentes de alimentos originados en las plantas como verduras, frutas y legumbres entre otras se asocia con una prolongación de los años de vida sin enfermedades metabólicas, cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo 2 y disminución del riesgo de fragilidad, situaciones que si las evitamos nos pueden ayudar a tener un envejecimiento saludable.

La literatura reciente incluye muchas contribuciones sobre una variedad de aspectos de los patrones dietéticos basados en las plantas. Este patrón dietético incluye numerosos alimentos de origen vegetal sin procesar, como por ejemplo, verduras, fruta, legumbres, nueces, almendras, cereales enteros y grasas saludables como el aceite de oliva. Algunos ejemplos son los trabajos relativos a la salud personal y a la salud pública que han demostrado los beneficios de los patrones dietéticos enriquecidos en alimentos vegetales.

Una mayor adherencia a patrones de alimentación saludables se asoció con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular (CV). Estos hallazgos apoyan las Pautas Alimentarias 2015-2020 para los estadounidenses, que recomiendan múltiples patrones de alimentación saludable para que las personas se adapten de acuerdo con las tradiciones y preferencias alimentarias personales. Las dietas saludables basadas en plantas están firmemente establecidas como factores clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares y en el mantenimiento de la salud individual, poblacional y planetaria.

Los mecanismos de protección de la salud por los diferentes alimentos y patrones dietéticos, principalmente sus propiedades antiinflamatorias deben proporcionar la base para diseñar patrones dietéticos más saludables y mejorar sus efectos protectores contra la enfermedad CV. Estos efectos protectores también podrían utilizarse para otras enfermedades crónicas muy prevalentes en las que la inflamación crónica juega un papel relevante, como la diabetes, el cáncer, la depresión, el deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer.

Las tendencias dietéticas saludables en la población general también benefician a las personas con Hipercolesterolemia Familiar (HF). En contraste con el pensamiento popular, aquellos con colesterol LDL elevado debido a causas genéticas se benefician más que la población general del manejo de la dieta debido a un mayor riesgo basal de enfermedad de las arterias coronarias. En general, una dieta saludable complementa los medicamentos para tratar la HF.

Los procesos de inflamación crónica y de estrés oxidativo juegan un papel fundamental en el desarrollo de la enfermedad CV y otras enfermedades crónicas y ambos son modificables por la nutrición. En un reciente estudio el patrón de consumo de alimentos observado en la dieta tipo mediterránea con aceite de oliva realizada en una población con HF de España reduce los marcadores de inflamación y mejoran el perfil lipídico cuando se compara con una dieta baja en grasa total y saturada realizada en población de HF de Brasil. Estos hallazgos también pueden ser beneficiosos para la población en general.

¿Cuáles son los beneficios potenciales de una dieta saludable y actividad física?

Una dieta saludable se define como un equilibrio de alimentos que ayudan a una persona a lograr y mantener un peso saludable, mejorar la salud y prevenir enfermedades. El asesoramiento para promover una dieta saludable se centra en: el aumento del consumo de frutas, verduras, cereales integrales, lácteos sin grasa o bajos en grasas, huevos, proteínas magras y aceites como el de oliva y una disminución del consumo de alimentos con alto contenido de sal (sodio), grasas saturadas o trans y azúcares añadidos.

La actividad física se define como cualquier actividad que mejore o mantenga la salud general y la aptitud física. Se recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada (caminar a buen paso siempre que se pueda) o unos 75 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa por semana, además de realizar actividad de entrenamiento de fuerza al menos dos veces por semana.

Hay suficiente evidencia de que el asesoramiento sobre dieta saludable y actividad física disminuye los eventos de enfermedad CV (ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y muerte). Y también mejora la presión arterial, el colesterol, la glucosa en sangre y el peso.

Por tanto, un patrón dietético rico en alimentos derivados de las plantas como la dieta mediterránea junto con actividad física moderada ayudará a mantener una buena salud y tener un envejecimiento más saludable.

Fuente: Fundación Hipercolesterolemia Familiar