Las bebidas energéticas preocupan a la comunidad científica

Cada vez son más los jóvenes occidentales que consumen bebidas energéticas que contienen sustancias estimulantes y que además lo hacen de forma habitual. Así lo constata Heather Chase profesora en un instituto de Oklahoma (EEUU), que viene observando como su consumo era ocasional hace seis años para convertirse en un componente habitual en la dieta de sus estudiantes.

En un informe publicado en la revista científica “Pediatrics” se pone de manifiesto que casi un 50% de los jóvenes consumen bebidas energéticas y que un 31% lo hacen regularmente. Cada vez más se incrementa el consumo de las energéticas sobre el de las bebidas gaseosas.

Los científicos alertan sobre los efectos de las bebidas energéticas en adolescentes y en niños, y aconsejan a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA en sus siglas en ingles) de los Estados Unidos que introduzca advertencias en el etiquetado de estas bebidas, por la presencia entre sus componentes de sustancias estimulantes como son el Ginseng y el Guaraná.  Advierten además, sobre el  posible riesgo que pueden suponer  las interacciones y sinergias de estos compuestos, que todavía no son bien conocidos.

Un estudio de 2010 señalaba que las bebidas energéticas, incrementan el riesgo de accidentes coronarios en personas con problemas y alteraciones cardiacas. Otros estudios inciden en la influencia negativa que estas bebidas ejercen sobre la capacidad de concentración en los chicos. Cada vez son más los científicos que encuentran paralelismos entre el consumo de bebidas energéticas y el desarrollo de síntomas de hiperactividad en estudiantes de secundaria.

A pesar de que las compañías de bebidas energéticas afirman que estas bebidas no tienen más cafeína de la que tiene una taza de café, o un refresco, los expertos consideran que los efectos que producen no son los observados en el café y en otras bebidas gaseosas, y que los episodios en los que se ha precisado hospitalización y atención médica también son más frecuentes.

La ausencia de una regulación para este tipo de bebidas da lugar a un vacío en su control y seguimiento, especialmente porque al  estar catalogadas como suplementos dietéticos y energéticos, se saltan los procedimientos de control, habituales para el resto de alimentos y así quedan excluidos de la normativa que protege la salud del consumidor, lo que las sitúa en un oscuro limbo.

Tras una larga deliberación informativa, la FDA publicó entre Enero de 2012 y Noviembre de 2014, 224 informes de episodios desfavorables, sobre las principales compañías de bebidas energéticas. En seis de esos informes se señalaba que se había producido una muerte. Actualmente, hay varias demandas en curso contra algunas de estas compañías como es el caso de Monster o Red Bull por su presunta responsabilidad en la muerte de varios adolescentes.

Las autoridades sanitarias se enfrentan al desafío de determinar la seguridad y salubridad de estas bebidas, que no es tarea sencilla al no observarse efectos homogéneos en todos los consumidores. Además se sabe muy poco acerca de los ingredientes y  de las cantidades de los componentes  utilizados por estas compañías, siendo esta información no solo opaca, sino también muy limitada por el secreto de propiedad.

A pesar de que algunas compañías como Monster o Red Bull comunicaron a la revista TIME que sus políticas comerciales no están dirigidas a niños, lo cierto es que en torno al 46% de los anuncios publicitarios de estas marcas utilizan cadenas de televisión afines a grupos juveniles y están presentes en redes sociales donde tienen soporte para la publicación de fotos, bajo el título “Únete a mi club” en la que los adolescentes aparecen patinando con la publicidad de Monster en sus tablas. Por otra parte mientras la expansión de estas compañías continúa y se prevé que crezcan en torno a un 11% en los próximos años, también crece la preocupación sobre los efectos de estas bebidas en jóvenes y niños.

Mientras tanto la FDA que sigue vigilando la seguridad de la cafeína en los productos alimenticios, debería hacer lo mismo con las bebidas energéticas. Fuentes de la mencionada organización señalan, que de acuerdo con el conocimiento científico actual,  están valorando tener muy presentes a colectivos como los de los niños, adolescentes y mujeres embarazadas.

Por su parte Chase, la profesora de Oklahoma, continúa aconsejando a sus alumnos que tengan cuidado y procuren llevar a cabo hábitos de vida saludable, toda vez que no permite otra bebida que no sea agua en su aula.

Fuente: Revista TIME.