En la era de la COVID-19 el cuidado de la HF también cuenta

Cada vez hay más evidencias de los daños colaterales que arrastrará la crisis de la Covid-19. La atención sanitaria se ha visto resentida en los diferentes ámbitos y en las distintas patologías. Una publicación reciente en la revista médica Lancet defiende la planificación cuidadosa de una pandemia, sin olvidar los recursos necesarios para mantener la continuidad asistencial en las diferentes patologías.

Dentro de los diferentes colectivos afectados como los que presentan enfermedades cardiovasculares, se encuentra las personas con Hipercolesterolemia Familiar (HF) y otras Hiperlipemias. Este grupo poblacional con alto riesgo de presentar una enfermedad cardiovascular necesita que se recupere la capacidad de los servicios asistenciales; la atención continuada, tanto a nivel de atención primaria como especializada; la disponibilidad de fármacos de dispensación hospitalaria, y por supuesto la detección precoz.

La rápida y descontrolada expansión del virus provocó una presión asistencial que llevó a hospitales y profesionales sanitarios, incluidos los de la atención primaria al límite. La práctica clínica diaria se ha convertido en un gran laboratorio a pie de cama, independiente de la especialidad de cada clínico, poniéndose de manifiesto la profesionalidad de los sanitarios en España. Los hospitales se convirtieron prácticamente en centros monográficos para la Covid-19. Y de esa forma fueron capaces de dar la vuelta por completo a sus estructuras llegando a multiplicar por seis sus capacidades.

Sin embargo, el coste de la suspensión de la asistencia sanitaria habitual está por establecer. Economistas, expertos en gestión sanitaria y distintas sociedades científicas alertan de las consecuencias que veremos en el futuro. Hemos acelerado la telemedicina, las consultas virtuales y se han disminuido o retrasado muchas otras consultas. Pero también se han quedado sin atención muchos pacientes que han fallecido en sus casas por una enfermedad o por una recaída que podría haberse detectado y tratado a tiempo, como infartos y otros problemas cardiovasculares, afecciones respiratorias, etc. La lista es larga.

En la actualidad con las estrictas medidas de confinamiento comenzamos a ver como se aplana la curva de contagios y el número de fallecidos. Y por tanto, comenzamos a vislumbrar un camino de esperanza. Pero ahora que ha comenzado la fase de desescalada no debemos poner el foco únicamente en la disponibilidad de camas. Una cama tiene que tener personal en buenas condiciones físicas y psíquicas para ser atendida, y en este momento, muchas plantillas están exhaustas por el intenso trabajo de dos meses sin descanso.

España tiene una de las tasas de sanitarios contagiados más alta del mundo con cerca de 50.000, lo que supone un 20% del total. Y necesitan descanso. No se puede seguir explotando a los profesionales como ha ocurrido hasta ahora. Actualmente no es viable, afirman los representantes de médicos y enfermeras.

Cómo hemos visto, la salud y la sanidad también son un problema de seguridad y eso implica revisar y potenciar muchas cosas, especialmente la Salud Pública que ha sido una de las grandes olvidadas de los sistemas sanitarios.

Desde la Fundación Hipercolesterolemia Familiar seguimos insistiendo en la importancia de priorizar las necesidades dentro del sistema sanitario, especialmente la prevención y es en la prevención, donde debe situarse la detección y el tratamiento de la HF, un problema de salud pública muy poco reconocido y mal gestionado.