Zoilo Silgado Catalá

57 años
Madrid

A Zoilo le detectaron por primera vez unos niveles de colesterol excesivos cuando tenía veinte años, aunque en aquel momento aquella detección apenas sirvió de nada. Zoilo se encontraba mal, le encontraron azúcar, y después de una dieta breve continuó sin ningún tratamiento especial. Fue mucho tiempo después, cuando la doctora Clotilde Vázquez detectó que tenía unos niveles de colesterol que en una ocasión alcanzaron los 537 mg/dl. Y a partir de ahí empezó a tratarse.

Sin embargo, el tratamiento no impidió que hace seis años padeciera una angina de pecho “en circunstancias muy difíciles”, recuerda. Zoilo es técnico de mantenimiento del Metro de Madrid y se sintió repentinamente mal: “De buenas a primeras me encontré con opresión en el pecho, falta de respiración y dolor en el brazo izquierdo, iba con un grupo de personas, y me quedé atrás, no podía andar. Me calmé, pero al volver del trabajo me volvió a pasar”. Fue al hospital y vieron que se encontraba en pleno proceso de una angina de pecho. A los tres meses le hicieron una angioplastia y le pusieron un stent, y desde entonces se encuentra muy bien. Y, de hecho, dice que hace una vida perfectamente normal, lleva dieta, “pero no severa”, y respira, desde luego, mejor que hace años, cuando fumaba hasta tres paquetes al día.

Zoilo tiene tres hijos, dos de los cuales han heredado la hipercolesterolemia, y aunque se cuidan, dice que le gustaría que lo hicieran más. “Mis hijos se lo toman en serio, pero son jóvenes”, dice de forma paradójica. “Como me ven a mí, que llevo una vida normal, ellos siguen mi huella, y me gustaría que se preocuparan un poco más”. Actualmente, con el colesterol controlado, ha renunciado a ciertos trabajos aparte de su puesto como técnico en el Metro, y lleva una vida más relajada que la que llevaba hace unos años, por lo que se encuentra perfectamente. “Yo es que no me lo creo”, dice cuando hace repaso de lo pasado.