Consuelo Castro López

59 años
Lugo

Consuelo es una persona tremendamente vital que no se siente una enferma, pese a haber padecido un infarto de miocardio hace ocho años. Dueña y cocinera de un restaurante en el que las jornadas se prolongaban hasta las 15 horas, cortó y comenzó a trabajar mucho menos, pero cuando quiso retirarse y se mudó a una pequeña aldea cercana a su residencia habitual en Lugo, abrió un nuevo y pequeño restaurante, porque dice que sin hacer nada se aburría. Ahora bien, actualmente procura no trabajar más de cuatro horas diarias. El infarto le cambió la vida, pero no el carácter: sigue siendo una persona dinámica, con todas las ganas de vivir y hacer cosas.

Los problemas cardiovasculares en edad temprana no eran, desgraciadamente, una novedad en su familia: su padre había muerto a los cuarenta y siete años de una enfermedad cardiovascular, y ella misma pudo comprobar, después de hacerse unos análisis en el hospital, que tenía el colesterol muy elevado. Y entonces supo que padecía hipercolesterolemia familiar (HF). Desde entonces procura cuidarse y tomar la medicación para controlar el colesterol regularmente, aunque reconoce que tiene unos kilos de más “que no me los quitan ni con cincel”. Ha tenido problemas con una pierna que le ha impedido andar tanto como le hubiera gustado. Pero nada de ello le impide disfrutar de sus tres hijos –de 37, 35 y 21 años, uno de ellos ha heredado la HF– y de sus nietos.